sábado, 13 de agosto de 2011

Art. de Opinión: Socializar pérdidas, privatizar beneficios

Viene el papa de Roma, de visita por Madrid. Los medios, de la forma menos transparente nos dicen que el evento le costará al Estado español unos 50 millones de €uros y que conllevará unos beneficios económicos de más de 150 millones de €uros, con lo que las cuentas salen, claramente.

Esos 150 millones son para empresas privadas, no para el disfrute de la sociedad española. Los 50 millones sí salen de cada español individualmente. Estaríamos de acuerdo si tuviéramos claro que el único objetivo de la corporación o empresa privada es el lucro económico. Reportar un beneficio social no es su objetivo. Incluso, la corporación está motivada a destruir puestos de trabajo humano empleando automatización si ello reduce sus costes para aumentar sus beneficios.

Cualquier supuesto argumento contra esta idea es por desconocimiento del sistema, por ejemplo:
- En el desempleo tecnológico no se pierden puestos, sino que se desplazan a otros sectores. FALSO.
Una máquina puede reemplazar a decenas, cientos e incluso miles de trabajadores. Ninguna institución trabaja para ofrecer empleo, pública o privada. Con frecuencia, una máquina elimina los puestos peligrosos, repetitivos y aburridos, y sólo requiere un especialista que la mantenga. Empleos como el ascensorista o en despachador de dinero en el banco jamás volverán a verse debido al empleo masivo de la tecnología.

El único argumento es el metafísico o teológico: decía Adam Smith en su obra 'Welth of Nations' (La riqueza de las naciones) que compradores y vendedores (oferta y demanda) regularán la sociedad a través de la mano invisible, osea Dios. Según este autor católico, debemos tener fe en Dios para que el capitalismo tenga preocupación social esencial, incluso cuando sus reglas son hechas para facilitar el poder al fuerte y es un juego cruel. Evidentemente, nada tiene que ver un sistema capitalista con la estabilidad social; son contrarios, opuestos. A mayor monetarismo social, mayor crisis de valores e inestabilidad en la misma. Seguro que el autor tenía buena intención aportando lo mejor de él en su obra escrita, pero al igual que Milton Friedman (ideólogo neoliberal), sirven unos intereses egoístas establecidos y lo último que quieren es perderlos.

Las instituciones (gobierno, ejército, iglesia y corporaciones) se siguen riendo del pueblo: cuando hay que pagar lo hace el Estado, con el dinero de su pueblo, y cuando hay riquezas para todos, se lo quedan unos pocos en manos privadas y nunca se comparte.

Los bancos tienen la virtud de esclavizar todo lo que tocan, toda entidad con la que se relacionan, con la que hacen negocio a través de la venta de dinero fiducidario (sí, ese que tiene valor sólo por confianza con quien lo emite). Empezaron endeudando y por tanto esclavizando personas. Luego grupos de personas, más tarde instituciones enteras. Actualmente vemos el fraude en Europa (Grecia, Bélgica e Islandia) igual que antaño en países pobres, quienes nunca dejarán de serlo debido al obsoleto sistema. Finalmente, el mundo podría pertenecerles a los bancos si sus clientes seguimos reconociendo la autoridad del dinero fiducidario y no la de los recursos.

Lo bueno para la aristocracia, los mejores; lo malo para la mayoría pobre. Así funciona un sistema monetario. Intolerable, por eso es obligación de hombres maduros cambiar esto.

Si exigiéramos equidad no tendríamos que mendigar solidaridad...

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